La intolerancia a la lactosa es un trastorno intestinal relativamente común entre las personas. Es por ello por lo que se han creado a lo largo de los últimos años muchos productos “lácteos” adaptados para que sean aptos para los intolerantes a la lactosa; es decir, “lácteos” sin lactosa.
Así pues, a medida que se ha ido normalizando la intolerancia a la lactosa, también se han ido generando ciertos mitos acerca de esta. Como que la leche sin lactosa es más sana que la normal o que la leche de vaca produce cáncer de mama.
Muchos mitos como estos son los que se han expandido y terminan perjudicando a nivel social, al crear una concepción equivocada de los lácteos y la intolerancia a la lactosa y, en consecuencia, provocando unas conductas alimenticias erróneas.
¿Quieres conocer más acerca de la lactosa? ¡Sigue leyendo y te contamos todo sobre sus mitos y verdades!
¿Qué es la lactosa?

La lactosa es un hidrato de carbono simple formado por monosacáridos, glucosa y galactosa. Se obtiene de la leche de los mamíferos y es por su formulación por lo que se considera “el azúcar de la leche”. No obstante, a pesar de que se trata de un azúcar simple, es considerado por la OMS como azúcar intrínseco cuando se encuentra en la composición de la leche o lácteos.
La lactosa es una sustancia esencial para el cuerpo, pues es de donde el cuerpo obtiene la energía física y mental. De hecho, es la principal fuente de energía durante el primer año de vida.
Además, tiene un papel fundamental en el desarrollo del organismo. Pues, interviene en la formación de las sustancias esenciales para el sistema autoinmune.
¿La leche es buena?
Uno de los debates más comunes es acerca de si la leche es buena o no. Mucha gente decide eliminarla de su alimentación, puesto que consideran que tiene un alto nivel de azúcar y grasa.
Si bien es cierto que la leche no es un alimento imprescindible y se podría eliminar de manera controlada de la dieta, también está aprobado que todas las leches (ya sean de vaca, cabra u oveja) son beneficiosas, ya que tienen un excelente nivel nutricional.
Entre los nutrientes de la leche destacan especialmente el calcio y la vitamina D, los cuales benefician y contribuyen en el crecimiento y mantenimiento de los huesos. Este factor es muy importante, pues en el caso de que la ingesta de calcio sea reducida, el organismo utilizaría el propio calcio de los huesos y terminaría por disminuir la densidad mineral ósea y debilitando los huesos. De hecho, los expertos confirman que practicar frecuentemente ejercicio, ingerir alimentos ricos en calcio y tomar el sol protegen frente a la osteoporosis.
Además, la leche beneficia al organismo en otros aspectos más a largo plazo. Como, por ejemplo, estudios científicos han demostrado que las hormonas naturales de la leche pueden reducir el riesgo de desarrollar cáncer de colon y de mama. Una información bastante importante, teniendo en cuenta que se ha extendido durante años el mito de que los lácteos producían cáncer de mama.
Intolerancia a la lactosa

Acorde con la Revista Española de Enfermedades Digestivas aproximadamente un 80% de la población mundial padece intolerancia a la lactosa. Se trata de un trastorno intestinal del organismo por el cual el intestino es incapaz de digerir la lactosa. Esto se produce cuando el intestino delgado carece o escasea de lactasa, que es la enzima que se ocupa de descomponer la lactosa para su posterior absorción.
Cuando el intestino delgado no es capaz de absorber la lactosa, pasa al intestino grueso. Es allí donde las bacterias de la flora intestinal del colon inician un proceso de fermentación y se terminan produciendo los síntomas que muestran dicha intolerancia.
Normalmente estos síntomas suelen manifestarse entre 30 y 120 minutos después de la ingesta de los lácteos, y los más comunes son: hinchazón del abdomen, diarrea, producción de gases, dolores abdominales, calambres en el estómago e incluso espasmos y vómitos en los casos más graves.
Por lo que, se trata un problema de funcionamiento del propio organismo. En algunos casos, dicha intolerancia sí que puede desencadenarse de otras patologías como la enfermedad de Crohn, pero generalmente no tiene porqué tener ninguna causa específica.
Uno de los mitos más comunes relacionados con la intolerancia a la lactosa es que únicamente la padecen los adultos. Es cierto que hay menor cantidad de niños que sufren este trastorno, pero también pueden verse afectados.
Leche sin lactosa, ¿es mejor?

La leche sin lactosa es un producto muy beneficioso y funcional para las personas que padecen intolerancia a la lactosa. No obstante, un alto porcentaje de los consumidores de este producto deciden comprarlo por considerarlo más sano o fácil de digerir.
Esta idea es errónea, pues no está bien fundamentada. Ya que, no es recomendable el consumo habitual de los lácteos sin lactosa para las personas que no padecen dicha intolerancia. De hecho, los expertos afirman que es este consumo de frecuente de alimentos sin lactosa el que puede provocarla.
Esto se debe a que la leche sin lactosa no se elabora retirando la lactosa de esta, aunque comúnmente se pueda tener esta idea equivocada. Sino que se elabora añadiéndole lactasa; la enzima que se encarga de disociar la lactosa en glucosa y galactosa para que el intestino delgado la pueda absorber.
Las personas sin intolerancia ya producen por sí mismos lactasa y no requieren de mayor cantidad, y la capacidad para producir esta enzima es adaptativa. Por lo que, si no hay lactosa se dejará de producir lactasa y se generará esta intolerancia simplemente por no exponerse a ella. Es por esto por lo que no es recomendable que el consumo de leche sin lactosa por parte de las personas que no padecen intolerancia.
Asimismo, no es cierto que la leche sin lactosa sea más sana. Los expertos consideran la leche entera como la más beneficiosa para la salud, o en su defecto, semidesnatada. Ya que, estas tienen un efecto más saciante, favorecen la absorción de las vitaminas A y D y, si se toma por la mañana puede ayudar a reducir el colesterol. Además, numerosos estudios han demostrado que también contribuye a disminuir el riesgo de obesidad y de diabetes tipo 2.

Estos son algunos de los mitos y verdades más comunes sobre la lactosa y la intolerancia a la lactosa. Recordamos la importancia de mantener una alimentación saludable y adecuada para cada organismo; siendo conveniente no dejarse llevar por los dichos no contrastados que pueden terminar perjudicando a la salud.
Desde Natur Dacsa recomendamos mantener una rutina saludable basada en una dieta equilibrada y ejercicio físico; recordando siempre acudir a un profesional si es necesario.
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